EL CIGARRO EN CHALA

(Condensado de Carlos Villafuerte)

Al cigarro lo hacen generalmente las mujeres de más edad. Sacan las mazorcas de las pircas y eligen las más grandes y blancas entre aquéllas que no han sido dañadas por el gusano del maíz. Se eligen las chalas del centro, porque las de afuera son gruesas y fibrosas y las internas son más finas y se destrozan al trabajarlas. Se ponen estas chalas entre hojas de hediondilla, haciendo varias capas, y el todo se envuelve y se cubre con una lona húmeda para ablandarlas. A los dos días las sacan y las soban con el lomo de un cuchillo para alisarlas como seda y cortarlas.

Hay tres tipos de cigarro en chala. Uno fuerte; otro suave de tabaco lavado y otro donde se echa anís, cáscaras de naranja o de lima. El tabaco se criba restregando las gavillas en un cernidor casero y cae en una tipa que se coloca en la parte inferior. La mujer echa una porción en la chala abierta y con los dedos la va amoldando hasta que queda perfectamente liada, y para que no se deshaga le hace una presión con la uña en los extremos y le dobla las puntas. En el terminado de las puntas se sabe qué tipo de tabaco se ha usado. Los hay cabeceados que tienen una cabeza doblada resistente; atados con hilo de coser y los de punta sumida para dentro. Cuando la tipa está llena se hace un atado de diez o doce a la vez y se venden. Antes, cuando las muchachas jóvenes andaban noviando, acostumbraban a hacerles cigarros a los pretendientes. Decían entonces: "Ya tienen quien le arme".

Todavía se ve el cigarro en chala. Nuestras costumbres aún viven. En el Mercado Armonía de Santiago todavía se los encuentra. Por lo menos son más auténticos que los comerciales y no tienen los componentes químicos que les ponen para enviciar a la gente. Además, tienen el sabor de la tierra y ayudan a la economía de base de nuestros campesinos.

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